El triunfo había sido abrumador, el 23 de septiembre de 1973 el general Juan Domingo Perón había ganado por tercera vez las elecciones presidenciales por el 62% de los votos y volvería a asumir la responsabilidad de conducir el destino del país.
El 12 de octubre, en horas de la mañana, se llevó a cabo la ceremonia de juramento en el Congreso, frente a la Asamblea Legislativa; en el recinto estaban presentes los representantes de todas las fuerzas vivas: la Iglesia, la CGT, los Partidos Políticos, los ex presidentes civiles.
Desde el Congreso, se dirigió a la Casa Rosada en donde recibió la banda presidencial y el bastón. Después de eso, se produjo el hecho más esperado: se abrieron las puertas del balcón y Perón, Presidente de la Nación, salió a saludar a su pueblo, apareciendo en la Plaza de Mayo, con los brazos en alto. En medio de una ovación, se escuchó su palabra: Espero que todos los argentinos, de cualquier matiz político que sean, comprendan que en la paz que podamos mantener y en el trabajo fecundo que debemos realizar, está precisamente ese destino que tenemos la obligación de defender”.
La Argentina era un polvorín, arrasada por presos y muertos, sometida por casi dieciocho años, doliente y agitada. Todas las esperanzas estaban puestas en el General.
El 12 de octubre de 1973 comenzó el tercer gobierno del General y también su último tiempo de vida.