El 1° de abril de 1953, el Presidente Perón llama a reunión del gabinete económico, al comité nacional de precios y salarios, a la CGT y a la CGE para decirles que la Central obrera había solicitado la intervención del Gobierno ante el aumento exagerado de precios de los alimentos, lo que deterioraba el salario de los trabajadores.
La oposición al Gobierno, al no poder ganar las elecciones en las urnas, trabajaba sin cesar buscando crear ambientes de descontento en la población.
Perón decide medidas drásticas de racionalización de venta de algunos productos y de definición de precios máximos para la carne y los productos de primera necesidad.
La CGT convoca a una manifestación en Plaza de mayo para apoyar al Presidente el día 15 de abril. Mientras Perón está hablando se escuchan dos explosiones, una provenía de un bar de la calle Hipólito Yrigoyen y la otra en la estación de subte.
No eran bombas destinadas a matar a Perón sino a escarmentar a los peronistas desatando la violencia irracional sobre población civil. El saldo luctuoso fue de seis muertos y un centenar de heridos.
Los autores fueron jóvenes de clase media-alta: los hermanos Alberto y Ernesto Lanusse que eran miembros de una familia vinculada a la oligarquía ganadera, a la que también pertenecía Alejandro Agustín, entonces preso en el Sur por participar del intento golpista de Menéndez, y Roque Carranza quien llegaría a ser un destacado dirigente radical. Fue, en gobiernos posteriores, ministro de Obras y Servicios Públicos durante la presidencia del doctor Arturo Illia y de Defensa en la administración de Raúl Alfonsín. Una estación de subte de la línea D lleva su nombre.