El 16 de junio es una fecha sombría para los peronistas y mucho se ha dicho acerca de los acontecimientos que se vivieron intentando explicarlos o, lo que es peor, justificarlos. Pensamos que el mejor modo de recordar lo que sucedió es hacerles llegar una reseña histórica de los hechos, objetiva y veraz.
– Los diarios de la mañana de ese 16 de junio daban cuenta de que se realizaría un acto de desagravio a la memoria del general José de San Martín como consecuencia de los desmanes producidos en la reciente procesión de Corpus. El comunicado oficial decía:
“Para rendir homenaje, a las 12, una formación de aviones Gloster Meteor de las unidades caza-interceptoras de la Fuerza Aérea Argentina, con asiento en la VII Brigada Aérea, volarán sobre la Catedral.”
– El día anterior, el ministro de Ejército, general Franklin Lucero, había tenido noticias, a las 11 de la noche, de que el día 16 estallaría un movimiento revolucionario por lo cual se había trasladado al ministerio para tomar algunas medidas.
– El día 16 a las 9 de la mañana, en presencia del general Sosa Molina y del brigadier mayor San Martín, le comunica al Presidente lo que sabía, restándole importancia.
– A las 11 de la mañana llegan a la Presidencia noticias de la sublevación de la Escuela de Mecánica y de una situación poco clara en el aeropuerto de Ezeiza. El general Perón le asigna la misión de reprimir el movimiento y el general Lucero se instala en el ministerio de Ejército.
– Al mediodía se toma conocimiento de que en el ministerio de Marina funciona el Comando Revolucionario y que las tropas de infantería de marina han tomado posiciones entre la Casa Rosada y el ministerio de Ejército.
Poco después comienzan los primeros bombardeos seguidos de ruido de fusiles.
– A las 12.45 los aviones de Marina y Fuerza Aérea bombardean la Casa de Gobierno y el ministerio de Ejército. Con saña inaudita, arrojan bombas y metralla sobre los transeúntes.
– El general Perón se hace cargo de la conducción integral de las operaciones y el general Lucero de la represión militar
– El brigadier San Martín expresa su intención de arrasar Ezeiza en donde cree que está la base principal de operaciones de los insurrectos, el general Perón dice “Ese aeropuerto es patrimonio del pueblo…debe salvaguardarse haciendo cualquier clase de sacrificios. Que los aviones sobrevuelen Ezeiza pero que no arrojen ni una sola bomba”.
– El mayor Renner, secretario ayudante de Perón, aparece anunciando que la Casa de Gobierno está rodeada por la infantería de Marina, que hay granaderos muertos y que se está disparando sobre el flanco norte del ministerio de Ejército.
– Llega el mayor Cialceta con la noticia de que en la CGT se están concentrando los gremios para avanzar sobre la Plaza de Mayo a defender a su gobierno. La respuesta de Perón es: “Usted vuelve a la CGT y le comunica a Di Pietro, de orden del presidente de la Nación, que a la Plaza de Mayo no debe concurrir un solo hombre. Si estos asesinos, para matarlo a Perón, están bombardeando impunemente la ciudad, no les va a temblar la mano para hacerlo sobre un montón de obreros. Usted le dice a Di Pietro que éste es un enfrentamiento entre soldados, y que si caemos, caeremos entre soldados.”
– Perón instruye al jefe de Policía para que evite por todos los medios los desmanes callejeros.
– El saldo del golpe ha dejado más de tres centenares de muertos y un millar de heridos. Las bombas han explotado sobre trolebuses, en las bocas de entrada del subterráneo, sobre edificios y población civil. La ciudad humea bajo la llovizna mostrando un espectáculo desolador: personas llorando, heridos mutilados, hierros retorcidos, árboles arrancados, sombras y oscuridad en la ciudad de Buenos Aires.
– Los aviones rebeldes, después de sembrar dolor y muerte, huyen cobardemente hacia el Uruguay.
– Perón, por radio, se dirige al pueblo diciendo: “Nosotros, como pueblo civilizado, no podemos tomar medidas que sean aconsejadas por la pasión sino por la reflexión. Todo ha terminado. No podemos dejar de lamentar, como no podemos reparar, la cantidad de muertos y heridos que la infamia de estos hombres ha desatado sobre nuestra tierra de argentinos. Por eso, para no ser nosotros criminales como ellos, les pido que estén tranquilos, que cada uno vaya a su casa…”.
A 66 años de ese luctuoso hecho, no deja de asombrarnos la impunidad con que algunos pilotos de aquellos aviones asesinos, hacen declaraciones a la prensa, argumentando que fue necesario matar población civil desarmada, – madres con niños que salían de las escuelas, transeúntes que cruzaban la Plaza de Mayo disponiéndose a almorzar antes de retornar a sus oficinas, personas que se habían acercado a ver el desfile de aviones programado – para derribar a un gobierno constitucional, elegido por la mayoría de los votos en una elección libre y democrática.
Para tantas víctimas inocentes: que descansen en paz.