En un acto organizado por la CGT, el 17 de julio de 1950, el general Perón apoya la política de la central obrera en reafirmación de la Tercera Posición, al no adherirse a la Confederación Internacional de Sindicatos Libres ni a la Federación Sindical Mundial, pues responden, respectivamente, a la influencia capitalista y comunista, respectivamente.