En 1962, Andrés Framini era un dirigente obrero que había recorrido un largo camino desde Delegado de fábrica hasta Secretario General de la Asociación Obrera Textil y que, a partir del golpe del 55’ había quedado al frente de la CGT junto a Natalini, haciéndosela difícil a los interventores de la Revolución Fusiladora. También había sido la cabeza civil de la Revolución de Valle, salvando la vida casi milagrosamente. Era un militante peronista de una lealtad a Perón, al Peronismo y a la causa de los trabajadores que había sido puesto a prueba en esos años.
El Peronismo iba presentar candidatos para las elecciones de gobernador y de legisladores y Perón le ofrece la candidatura a Gobernador de la Provincia de Buenos Aires. Decía Andrés que el General le había dicho: “A usted siempre le tocó ser caballo pero ahora, le toca ser jinete”.
La fecha de las elecciones estaba fijada para el 18 de marzo y, como el Peronismo estaba proscripto y no podía presentarse, lo iba a hacer bajo la fórmula de la Unión Popular.
El presidente Arturo Frondizi, a pesar de haber llegado al gobierno de la Nación a través de elecciones que tenían al Partido Peronista proscripto, había firmado un acuerdo con Perón en el que se había comprometido a, una vez asumido lo Gobierno, levantar la proscripción y normalizar los sindicatos, entre otros puntos. No había cumplido ninguna de sus promesas, además de haber puesto en marcha el Plan CONINTES (Conmoción Interna del Estado) que había sido creado para militarizar población civil en caso de invasión de países extranjeros. Frondizi, había reglamentado y puesto en vigencia el Plan que consistía recurrir a las Fuerzas Armadas para reprimir huelgas y protestas obreras, aplicando juicios sumarios realizados por Consejos de Guerra a los trabajadores detenidos, que, por supuesto, eran civiles a los que se trataba como a militares insurrectos, entre ellos se encontraba el suscripto. Se los mantenía presos en cuarteles del Ejército.
El Peronismo ganó en siete provincias, 41 bancas y el 32% de los votos frente al 24% de la UCRI que era el partido gobernante.
Frente al triunfo aplastante, el ministro Roque Vítolo, al ver que perdían la mayoría en el Congreso, dictó sentencia: “Framini es netamente peronista. Yo creo que no puede hacerse cargo del gobierno”.
Cuando Framini acompañado por un grupo de compañeros avanzó hacia la Casa de Gobierno en la Ciudad de La Plata, Provincia de Buenos Aires para asumir el cargo que le había otorgado, legalmente, el voto popular, un cordón policial le impidió ingresar. Se produjo una situación casi absurda cuando un policía que estaba en las escalinatas de la Gobernación, le dijo: “Disculpe Señor Gobernador pero no lo puedo dejar entrar”.
De allí, caminando, Framini y un grupo de compañeros, algunos diputados electos en esa elección, entre ellos quien escribe esta nota, fueron a la casa del doctor Pedro Michelini, asesor letrado de la CGT local y el escribano Alberto Napp labró el acta que documentó lo que estaba sucediendo.
Frondizi aceptó el pedido de la cúpula militar integrada por el general Raúl A. Poggi, el almirante Agustín R. Penas y el brigadier Cayo Alsina: anuló las elecciones, intervino las provincias, disolvió el Congreso y derogó la ley de Asociaciones Profesionales. A pesar de aceptar tanto avasallamiento a la democracia, su gobierno cayó.
Cuando se cumplía el décimo aniversario de estos hechos, se desarrollaba el Plan de Lucha de la CGT y cuatro ferroviarios fueron a Junín para realizar un recordatorio del triunfo de Framini y fueron atacados en la calle: quien escribe, Lorenzo Pepe, que fue herido en la frente; Jorge Fernández y Florentino Cortez salvaron la vida, no así el compañero Raúl Piva que cayó muerto por las balas asesinas.
Homenajeamos en el día de hoy a Andrés Framini, gran luchador de la causa de Perón, que fue elegido Gobernador de la Provincia de Buenos Aires el 18 de marzo de 1962 y hacemos un ruego por el eterno descanso de un verdadero mártir del Movimiento Obrero como fue el amigo y compañero José Raúl “Gringo” Piva.
LORENZO A. PEPE
Diputado de la Naciòn
Secretario General
Ad-Honorem