El 19 de octubre de 1954, el canciller del Japón impone al general Perón las insignias del Gran Cordón de la Orden del Crisantemo por haber reanudado las relaciones políticas, comerciales y culturales con su país. El señor Kido agradece “la cálida ayuda extendida con celeridad por vuestro país, cuando Japón se encontraba en la situación más difícil de la posguerra. Es un hecho que quedará profundamente grabado en la memoria de la población japonesa y será eternamente recordado”.