La historia de las luchas de los trabajadores en la Argentina es larga y heroica y el 1º de mayo estuvo marcado con sangre. A partir de la aparición de Juan Domingo Perón, se convirtió en una verdadera fiesta.
A mediados de 1896, los ferroviarios dejan su impronta con la huelga más importante que se registra en nuestro país a fines del siglo XIX. Doce mil obreros de los talleres de Tolosa, Córdoba, Rosario, Paraná, Campana, Junín y Buenos Aires pedían ocho horas de jornada laboral sin reducción de salarios.
En la Capital la huelga duró 120 días a pesar de que el gobierno puso a disposición de la empresa extranjera bomberos, policías, soldados y marineros. Ni esto, ni la cárcel ni el hambre lograron doblegar a los obreros. La empresa trajo hombres de Europa que hicieron finalmente fracasar la huelga para luego tomar brutales represalias sobre los huelguistas.
En la celebración del 1º de mayo de 1904, el Partido Socialista organizó un acto en Plaza Constitución que terminó con una durísima represión policial y el saldo de dos muertos y varios heridos.
Durante los festejos del Centenario, había 2000 obreros presos.
El 1º de mayo de 1909 terminó con 8 muertos y 40 heridos.
En enero de 1919, los obreros de Buenos Aires y en 1922, los de la Patagonia, tiñeron el suelo de la patria con su sangre: 3000 muertos por un lado y 2000 por el otro.
Lamentablemente socialistas y comunistas, a contramano de una política popular nacional, siempre resultaron funcionales a la oligarquía, tanto que acabaron integrando la Unión Democrática en la elección de 1946.
El periódico comunista “Orientación” en su crónica del 17 de octubre, dice: “Los pequeños clanes con aspecto de murga que recorrieron la ciudad, no representan ninguna clase de la sociedad argentina. Era el malevaje reclutado por la policía y los funcionarios de la Secretaría de Trabajo y Previsión para amedrentar a la población”.
“Nuestros camaradas deben organizar y organizarse para la lucha contra el peronismo hasta su aniquilamiento. Perón es el enemigo número uno del pueblo argentino.” No entendían la revolución que comenzaba.
A partir del 17 de octubre de 1945, día glorioso en el que los mismos trabajadores rescataron a Perón de una prisión infame, se convirtieron en la columna vertebral del Movimiento Peronista y sus sueños fueron superados en la realidad de un gobierno del Pueblo, por y para los trabajadores.
Saludamos en este 1º de mayo a todos los hombres que luchan día a día para llevar el pan a la mesa de sus hijos sin perder la dignidad.
Tenemos viva la esperanza de que no haya más desocupados ni trabajadores precarizados y que los logros obtenidos después de tantas luchas, se mantengan intactos en protección de nuestras mujeres y nuestros hombres que significan la fuerza del trabajo en la República Argentina.
Que nunca falte el pan en la mesa de un trabajador.