El llamado a elecciones nacionales para el 11 de noviembre de 1951 hacía inminente la declaración del binomio que presentaría el Peronismo. No había dudas acerca de quién encabezaría la fórmula presidencial: Juan Domingo Perón. Faltaba definir quién lo acompañaría para ocupar la vicepresidencia.
El 2 de agosto, la CGT lanza la fórmula Perón- Eva Perón y anuncia un Cabildo Abierto a realizarse el día 22.
Sobre la Avenida 9 de julio, de espaldas al Ministerio de Obras Públicas, se levanta un palco y dos millones de personas con banderas, carteles e imágenes de Perón y Evita estallan de júbilo al comienzo del acto.
En el palco se ubicaron las autoridades: Juan Domingo Perón, Tessaire, que presidía el Consejo Superior partidario, pocos funcionarios, representantes de la CGT encabezados por José Espejo y Evita cuya llegada fue saludada por una ovación. En ese momento, Espejo les solicita a Perón y a Evita que acepten la candidatura para Presidente y Vicepresidente para las próximas elecciones.
Evita no podía aceptar el ofrecimiento a “sus muchachos” en ese momento: su enfermedad y la oposición de las Fuerzas Armadas eran dos de los motivos fundamentales para la duda. El 28 de agosto la CGT y las autoridades del Partido Peronista, proclaman la candidatura de Evita a la vicepresidencia de la Nación.
El 31 de agosto de 1951, a las 20.30 horas, llegó la respuesta por cadena nacional de boca de la propia Evita:
“Quiero comunicar al pueblo argentino mi decisión irrevocable y definitiva de renunciar al honor con que los trabajadores y el pueblo de mi patria quisieron honrarme en el histórico Cabildo Abierto del 22 de agosto. Ya en aquella misma tarde maravillosa que nunca olvidarán mis ojos y mi corazón, yo advertí que no debía cambiar mi puesto de lucha en el movimiento peronista por ningún otro puesto.” (…)
“(…) No tenía entonces ni tengo en estos momentos más que una sola ambición, una sola y gran ambición personal: que de mi se diga cuando se escriba el capítulo maravilloso que la historia dedicará seguramente a Perón, que hubo al lado de Perón una mujer que se dedicó a llevar al presidente las esperanzas del pueblo y que, a esa mujer, el pueblo la llamaba cariñosamente “Evita”. Eso es lo que yo quiero ser.”
A 63 años de su “Renunciamiento Histórico”, su deseo se ha cumplido: el pueblo la llama cariñosamente “Evita”