No hubo agresiones en la campaña electoral para la elección del 23 de septiembre de 1973 porque la oposición no dudaba del triunfo de Juan Domingo Perón.
Dos días antes, Perón se dirigió al país por radio y televisión, diciendo: Pensamos que es nuestro deber en el presente, reconstruir lo destruido y preparar un mejor futuro inmediato para que, en una nación realizada, cada argentino pueda intentar su propia realización.
La fórmula Perón-Perón obtuvo casi 7.400.000 votos, el 62%, seguida de la fórmula del radicalismo, Balbín- De la Rúa, con el 25%. Fue un triunfo abrumador pero era lo que se esperaba.
Perón había convocado a la unidad nacional y el pueblo le daba su respuesta en las urnas.
Después de dieciocho años de exilio, después de la cárcel, la persecución y los fusilamientos, el pueblo peronista veía nuevamente el anuncio del triunfo: Perón había ganado las elecciones y, a los setenta y ocho años, se disponía a invertir sus días en la pacificación nacional.
Las calles se llenaban de cantos y de banderas peronistas: el General sería Presidente de todos los argentinos por tercera vez.