El 26 de junio de 1946, al inaugurarse el período ordinario de sesiones del Congreso, el general Perón sostiene: “Tradicionalmente y en forma dogmática, nuestra política económica descansó en la convicción de que el Estado debía rehuir toda participación en el ejercicio de actividades industriales. Sin embargo, la experiencia ha demostrado la imposibilidad de que economías jóvenes y vigorosas como la nuestra aguarden, pacientemente, a que la iniciativa privada alcance la debida madurez o que, sin adoptar adecuados resguardos, se les confíen actividades o riquezas vinculadas a soberanos intereses”. [En la foto: Perón visita una exhibición de vehículos de fabricación nacional, 1952].