Antes de las primeras elecciones que ganó Juan Domingo Perón (24 de febrero de 1946), el 20 de diciembre de 1945, por iniciativa de la Federación de Empleados de Comercio y con el apoyo del mismo Perón, se presentó el decreto N° 33302, que establecía la obligaciones de los empleadores, como la de aplicar a sus empleados y obreros el Salario Mínimo, Vital y Móvil, el Sueldo Anual Suplementario, las vacaciones pagas, etc.. y en su artículo N° 48, indicaba descontar del aguinaldo el 2% y pagar un 3% en total al Instituto Nacional de las Remuneraciones para fomentar el turismo social y para adquirir terrenos por parte del Ministerio de Obras Públicas.
El decreto N°20564 del 19 de junio de 1948 le otorgó personería jurídica a la Fundación de Ayuda Social María Eva Duarte de Perón, una entidad de derecho privado con funciones de órden público.
Ante la urgencia de paliar las necesidades básicas insatisfechas de muchos argentinos y previendo la demora lógica de los éxitos de las acciones de gobierno, el general Perón decía “en las obras de ayuda social no se puede hacer esperar a nadie”.
Así nace la Fundación, en el garage de la Residencia Presidencial como lugar de acopio de ropa para donar. Como Eva Perón atendía personalmente a las personas que acudían a plantearle sus necesidades en una oficina que primero funcionó en el Palacio de Correos y más tarde en el que había sido despacho de Perón en la Secretaría de Trabajo y Previsión, ella misma escuchaba los pedidos y se daba cuenta de que las soluciones tenían que ser inmediatas.
En septiembre de 1947, ya el garage era insuficiente y se mudaron al edificio de Uriburu 920, un edificio de seis pisos que permitía albergar numerosas donaciones de ropa, juguetes, calzado y libros. La obra de la Fundación fue creciendo, trasladándose a grandes edificios en Paseo Colón 553 y 558.
La Fundación se hizo cargo de antiguos asilos que habían pertenecido a la Sociedad de Beneficencia, una de cuyas actividades recaudatorias de fondos principales era la de pasear a los huérfanos por la calle, uniformados con delantales y con el pelo bien cortito, con una lata en la mano en la que las personas podían depositar monedas. Estos asilos fueron convertidos en Hogares de Tránsito. La finalidad de los Hogares era la de albergar a los necesitados que no tenían hogar hasta que la Fundación les consiguiera trabajo y vivienda. Prestaban a la vez servicios de internaciones, medicamentos,
tratamientos médicos, se les impartían clases de costura y dactilografía y tenían prioridad las mujeres con hijos. Ya en esa época Evita se ocupaba de modificar la política carcelaria de las mujeres, creando guarderías para las presas con hijos,
impartiendo cursos de profesiones cortas y oficios y implementando el trabajo remunerado de las mismas.
Se crearon tres Hogares de Tránsito: el N° 1, en Carlos Calvo 102, el N°2 en Lafinur 2988 y el N° 3 en Austria 2561. Los tres se inauguraron en 1948 y albergaban a mujeres con hijos, dándoles amparo a todas sus necesidades de techo, alimento, vestido y atención de la salud.
En agosto de 1948, Eva Perón hizo entrega al Presidente de la Nación de un Proyecto de Declaración de los Derechos de la Ancianidad. Se inauguró un Hogar para Ancianos en Burzaco, provincia de Buenos Aires, en un espacio de 32 hectáreas, que les dio casa, comida, atención médica, esparcimiento y trabajo a los que lo solicitaran a 200 ancianos. Más adelante se construyeron tres Hogares más en Córdoba, Santa Fé y Tucumán.
El Hogar de la Empleada fue una de las obras más queridas por Evita. Funcionó en Avda. de Mayo 869, en un edificio de nueve pisos, destinado a albergar a mujeres que llegaban del interior del país para trabajar. Tenía capacidad para 500 mujeres y se les cobraba un porcentaje mínimo del sueldo que percibían. Estaba íntegramente decorado con los regalos que había recibido Evita durante su viaje a Europa: tapices, pinturas, porcelanas, etc… Había una Sala de costura, un cine sonoro, una biblioteca y Sala de Música. El Hogar se mantenía con el aporte de las mujeres que vivían en él y sobre todo, con lo que dejaba el Restaurante que funcionaba en el entrepiso que tenía menú fijo. Allí se reunía un grupo de poetas: la Peña de Eva Perón, a leer poesía. Otra creación de la Fundación Eva Perón fueron las Colonias de Vacaciones. La primera fue la construida en Chapadmalal: nueve hoteles en 600 hectáreas de parque al lado de la playa, en donde cada hotel tenía capacidad para 700 personas. En el hotel para niños, que albergaba 800 niños, se recibía a los hijos de las familias más humildes. El complejo contaba con carnicería, tambo, panadería. También se construyó otra Colonia de Vacaciones en embalse de Río Tercero, en Córdoba que, además de los hoteles, contaba con cincuenta cabañas. Más de 100.000 personas pasaron anualmente por las Colonias de Vacaciones.
Para combatir la especulación y que los alimentos estuvieran al alcance de los más necesitados, la Fundación instaló 208 almacenes de provisiones que vendían artículos de calidad a precios justos y accesibles.
Los Hogares- Escuela surgieron para paliar la necesidad de albergar niños sin familia o que tuvieran familias que no podían cuidarlos. En ellos los niños vivían y eran llevados diariamente a las escuelas públicas cercanas.
Eran construcciones blancas de techo de tejas a dos aguas, con sectores administrativos, consultorios médicos y odontológicos, comedores y dormitorios. La Fundación construyó 18 Hogares- Escuela en : Ezeiza, Catamarca, Córdoba, Corrientes, Jujuy, termas de Reyes, San Juan, Marquesado, Mendoza, Salta, Santiago del Estero, La Pampa, Tucumán y San Luis. El de San Juan y el de Ezeiza, provincia de Buenos Aires, albergaban 1.300 chicos. Los directores vivían en los hogares que dirigían.
En 1951, la Fundación construyó 1.000 escuelas rurales en dos años, que luego entregó totalmente equipadas, al Ministerio de Educación.
La Ciudad Infantil Amada Allen ocupaba dos manzanas delimitadas por las calles Etcheverría, Húsares, Juramento y Ramsay, en el barrio porteño de Belgrano. Allí los chicos recreaban situaciones de la vida real en edificios construidos en miniatura: la Municipalidad, el almacén, la verdulería, el Banco, la Capilla y ocho chalecitos ambientados para la vida familiar, un comedor para 500 niños, todo en escala . Se aplicaban criterios novedosos para la época siguiendo lineamientos de Johann Pestalozzi y de María Montesori, que proponían conceder mayor libertad a los niños para que expresaran su creatividad. Allí también se alojaban niños carenciados en edad preescolar. Lamentablemente, todo fue demolido por el gobierno de facto posterior al gobierno de Perón y sólo quedó el edificio central que hoy es el Instituto de Rehabilitación del Lisiado.
La Ciudad Estudiantil fue otra creación de la Fundación que buscaba apoyar a los adolescentes que querían continuar estudios secundarios y no tenían medios para hacerlo. Había un túnel bajo la calle Dragones que conectaba la Ciudad Infantil con la Ciudad Estudiantil que estaba emplazada entre Ramsay, Etcheverría, Blanco Encalada y Dragones. Eran diez pabellones de estilo colonial que albergaban a los jóvenes que concurrían diariamente a los colegios secundarios en camionetas de la Fundación.
Contaban, además de los dormitorios y comedores, con Biblioteca, Sala de Estudios con apoyo escolar, gran campo de deportes con pileta olímpica y canchas de todos los deportes.
La Fundación comenzó, en 1953, con las obras de dos Ciudades Universitarias, una en Córdoba y otra en Mendoza, obras que fueron interrumpidas por el golpe de Estado en septiembre de 1955.
Como había carencia de enfermeras en el país, la Fundación creó la Escuela de Enfermeras que, además del curso de grado de dos años, incluía un curso de postgrado de dos años con práctica hospitalaria y especialización. El primer años, egresaron 1.500 alumnas a la carrera.
Otra obra imponente de la Fundación fue la construcción de 22 policlínicos (se habían proyectado 35) con atención gratuita y bien equipados. El primero fue el de Avellaneda, el segundo el de Lanús, y el tercero el de San Martín. En cinco años pasaron de contar con 66.000 camas a 114.000.
También crearon centros especializados como el Instituto del Quemado, el de infecciosas en Haedo, el Hospital de Clínicas, el de Cirugía Toráxica en Ramos Mejía y el de Ezeiza. Se siguieron inaugurando Policlínicos en Catamarca, Jujuy, Salta,
Tucumán, La Rioja, Mendoza, San Luis, Santa Fé, Santiago del Estero, Corrientes, Entre Ríos y Neuquén. Mientras se construían los Policlínicos, el Tren Sanitario con nueve coches y tres vagones con consultorios y 46 profesionales de la salud, recorrían las zonas más necesitadas de Santa Fe, Córdoba, Tucumán, Salta, Jujuy y Formosa,
atendiendo las urgencias y haciendo prevención.
La solución a la falta de techo para las familias tuvo como respuesta la construcción de Barrios: el Juan Perón en Saavedra, Ciudad Evita en Ezeiza, El Barrio 1° de Mayo, el Ciudad Evita en Las Cuevas (Mendoza) y en Barrio Isla Maciel.
El golpe de Estado de 1955 instaló un gobierno militar de facto que intervino la Fundación Eva Perón, entrando con tropas del ejército en el edificio en donde funcionaba en ese momento, en Paseo Colón 533. El mayor interés estuvo puesto en los
libros contables de la Fundación. Para revisarlos, el gobierno creó una Comisión Nacional Investigadora que incentivó a la población a través de avisos en los diarios, para que realizaran denuncias de corrupción.
El informe final de la Comisión Investigadora, decía “A pesar de la exhaustiva investigación llevada a cabo no se han llegado a comprobar hechos que estuvieran penados por las leyes, pues el procedimiento técnico y legal a que se ajustaron las
licitaciones, concursos de precios y compras, han sido realizados en todo momento dentro de las normas administrativas de rutina…”