En la madrugada de hoy, para ser preciso a las dos de la mañana, levantó vuelo otro avión de nuestra aerolínea de bandera produciendo el décimo primer vuelo a Moscú en busca de la tan preciada vacuna. Un grupo de veinte personas componen la tripulación, hombres y mujeres, que pocos conocen, pero que tenemos el deber de reconocerlos en ellos a los héroes del siglo XXI. Seríamos injustos si no dijéramos el esfuerzo descomunal que realizan por la gran cantidad de horas que pasan arriba del avión, casi cuarenta horas de vuelo entre la ida y la vuelta. Al llegar a Moscú cargan las bodegas, recargan combustible y vuelven a despegar del suelo moscovita en búsqueda de nuestro aeropuerto Ministro Pistarini en Ezeiza, Provincia de Buenos Aires.
Además, no quiero dejar de recordar a nuestras enfermeras y nuestros enfermeros, nuestro cuerpo médico, los ambulancieros y a todo el personal de la emergencia que ha combatido la pandemia, muchos de ellos, hasta entregando su vida y que hoy forman parte de la gesta patriótica. No hay que olvidarnos de los maestros, docentes, hombres y mujeres, que en silencio van a cumplir con la obligación de formar a las nuestras juventudes de argentinos, también están inscriptos en esta gama de gestas, reitero, patrióticas. Y otros tantos desconocidos que prestan en silencio enormes servicios, el transporte masivo en vehículos automotores a riesgo de su propia salud transportando a pasajeros y en los últimos días a muchos niños que volvieron a las aulas en forma presencial. A todos ellos, queremos compararlos con aquellos hombres y mujeres que dieron la batalla por la libertad del Virreinato del Río de la Plata.
¿Qué fue el cruce de Los Andes en búsqueda de la libertad de Chile y la definitiva de Argentina? Una gesta patriótica enorme. O el Padre de la Patria, fundador y creador del cuerpo de Granaderos a Caballo dando batalla en San Lorenzo, venciendo a los desembarcados navegantes españoles que lo hicieron para presentar batalla y perdieron ese encuentro. O Martín Miguel de Güemes en la guerra gaucha defendiendo el norte de la incipiente República, ante el intento de los españoles por volver a retomar el Virreinato del Río de la Plata. O Chacho Peñaloza y los caudillos federales, que muchos de ellos armaban a sus hombres con lanzas y trabucos y con ese poco poder de fuego daban batalla y hasta en muchos casos pagaron con sus vidas.
Orgullosos nos sentimos los argentinos de a pie de estos hombres y mujeres, valientes, silenciosos, sin pedir nada a cambio, solamente y es natural que así sea, que protejan su salud. Más que merecido lo tienen. Y habrá algún momento en la historia próxima de nuestra amada República en que, sin duda, haremos un alto para homenajear con sincera gratitud a todos, a los que nos dieron la libertad hace 200 años y a los que tratan hoy de sacarnos de encima una pandemia maldita que se ha posesionado en todo el planeta, del cual Argentina forma parte y venimos pagando duramente muchas muertes, demasiadas. Algunos, los más entendidos, dicen que es porque no alcanzamos a tomar las debidas precauciones, yo no lo sé. Soy de los que está en el montón de argentinos y argentinas que tratan de cumplir con las directivas básicas de los especialistas médicos. Ojalá también en esta lucha contra la adversidad que nos impone el coronavirus tratemos de ganarle la pelea.
A todos y a cada uno de los que vienen dando esta abatida en desigualdad de condiciones comparémoslos con los grandes de la Patria que, a caballo, lanza en ristre, trabuco en mano derecha, afrontaban a los cañones y las metrallas de los españoles bien armados. Y al final el triunfo fue nuestro.
Gloria y honor a aquellos valientes y a las nuevas mujeres y los nuevos hombres que en la modernidad de Argentina dan una pelea para salvar al pueblo que representan. Reitero, de pie y con la mano sobre el corazón, hagamos una plegaria pidiendo por la vida y la salud de cada uno de estos modernos combatientes y de todos nuestros conciudadanos, amigos o adversarios, pero argentinos al fin. Larga vida y salud para todos ellos.
Buen viaje Alas argentinas en su viaje a Moscú y mejor regreso. Sepan ustedes que se llevan un pedazo de nosotros a un punto tan lejano, como es Moscú con sus impresionantes edificios característicos del Kremlin. Y muy buen regreso con éxito sabiendo que es la once vez que llevaron a cabo esta hazaña y llevaron también dentro de la cabina de nuestro avión de bandera el espíritu de los 45 millones de argentinos.
LORENZO A. PEPE
Diputado de la Nación
Secretario General
Ad-Honorem