Piero Bruno Hugo Fontana, como era su nombre real, había nacido el 30 de noviembre de 1912 en el barrio de Flores y desde su infancia se había destacado por su voz.
A los quince años realizó sus primeras presentaciones con los Hermanos Leguizamón mientras trabajaba en una fábrica de jabón y a partir de 1930 en que conoció a Roberto Acuña, formó el dúo Acuña-Del Carril. En 1935 llegó por fin a cantar como solista en Radio El Pueblo.
En 1937 actuó y cantó en “Los muchachos de antes no usaban gomina” que fue su primera película por la que el sello Luminton lo contrató para hacer tres más, entre ellas “Madreselva”. En 1941 se produjo su record de taquilla con “La canción de los barrios”.
En 1943 conoció al general Perón y en 1945 filmó “La cabalgata del circo” con Evita: “Con ella hablábamos de muchas cosas, pero especialmente de las necesidades de la gente humilde”.
En 1949 protagonizó y dirigió “Historia del 900” y grabó “La Marcha Peronista”. Dijo: “La grabé por convicción y por pedido expreso del general Perón, aún sabiendo que sería más recordado por la marchita que por los tangos que he grabado”.
“El último payador”, “Las aguas bajan turbias”, “El negro que tenía el alma blanca”, todos éxitos rotundos hasta la Revolución Libertadora que lo detuvo y lo envió a prisión, pagando con su libertad la lealtad al peronismo.
En 1960 conoció a Violeta Curtois, su gran amor, con quien se casó y formó una familia gracias a la que volvió a recuperarse, protagonizando otra vez películas que fueron éxitos como “El día que me quieras”. Se despidió como director filmando “Yo maté a Facundo”, su última obra en 1975.
Después de una larga noche como lo fue la nueva dictadura militar, en 1986, fue nombrado Ciudadano Ilustre de Buenos Aires, en un acto lleno de emoción en el Teatro Presidente Alvear, ante más de dos mil personas.
Al no poder superar la muerte de su compañera, el corazón le falló y alcanzó a recibir un nuevo homenaje el 9 de septiembre de 1988 en el Luna Park.
En ocasión de sufrir un accidente cerebrovascular, fue internado de urgencia en el Hospital Regional de Mar del Plata adonde me dirigí con mi esposa Perla para interesarme por susalud pero estaba inconsciente y no pudimos verlo. Nos retiramos con la dolorosa impresión de que difícilmente se recuperara. Nos dejó el 13 de agosto de 1989.
Como cantante, su voz aún nos acompaña, como director, dejó un sello en la cinematografía argentina, como peronista, tuvo el honor de integrar listas negras junto a otros artistas perseguidos, sufrió la cárcel y el intento de ser silenciado, pero todavía hoy su voz, entonando nuestra Marcha, nuestra querida Marcha Peronista, nos alienta, nos llena de entusiasmo, nos renueva los sueños, nos devuelve la alegría y no podemos hacer otra cosa que ponernos a cantar con él.
LORENZO PEPE
Diputado de la Nación (m.c.)
Secretario General