El día 2 de abril se celebra el “Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra en Malvinas” en recuerdo de los argentinos que con dolor y frustración, muchos de ellos mutilados física y espiritualmente, volvieron de las Islas y de los que allí, con coraje y patriotismo, dejaron sus vidas.
El 2 de abril de 1982, 5.000 efectivos desembarcaron en Puerto Stanley rebautizándolo Puerto Argentino. El gobierno de facto había decidido el desembarco.
Países hermanos como Nicaragua, que ofreció tropas, Venezuela que ponía a nuestra disposición su petróleo y Perú, sus aviones, nos acompañaban. La Argentina se enfrentaba a la flota más fuerte y más poderosa del mundo, la flota inglesa, aliada con Estados Unidos. El enemigo no podía ser más poderoso.
En el informe final de la Comisión Rattenbach, una frase nos hiela la sangre: “Nunca se planificó cómo defender las islas una vez ocupadas”.
Las vidas de 649 compatriotas son un sacrificio que aún espera una respuesta.
Los veteranos, cargados de impotencia y rabia, volvieron inconsolables, con el sentimiento de haber perdido y estar vivos, y en lugar se ser homenajeados con un gran desfile para que el pueblo argentino los aplaudiera hasta que les dolieran las manos y los abrazaran sobre su pecho, fueron ocultados y tratados con indiferencia.
Muchos años después se logró, desde el Congreso de la Nación, el reconocimiento del pueblo y las promesas que la república, les debían.Entre otras variadas actitudes parlamentarias, rescatamos dos Asambleas Legislativas Especiales, en las que colocamos sobre el pecho de los que combatieron en territorio malvinense las 2000 primeras medallas de Hierro, “como su espíritu” decíamos en los fundamentos de la ley.Además entregamos el diploma de honor e inmediatamente después la pensión graciable que, a la brevedad, se tradujeron en la pensión de guerra, como lo determina la Convención de Ginebra.
No vamos hoy a enumerar los actos de heroísmo, de coraje, de valor de los que pelearon por la Patria. Basta con contar los más de 600 muertos y los 1.300 heridos y decir que ellos nos enorgullecen. Pelearon hasta el final.
Sólo queremos pedir un minuto de silencio por los hombres que arriesgaron todo en esa guerra de 74 días.
Queremos compartir con los combatientes una herida abierta: las Islas Malvinas son aún un reducto del colonialismo británico.
Tenemos, este año, el orgullo de que nuestra Presidenta mantenga en alto estas banderas de soberanía y de respeto por la dignidad de los caídos, de los que volvieron y de todo un pueblo que siente que las Islas Malvinas son argentinas.
Además, Gran Bretaña ha producido una provocación enorme hacia toda América Latina y El Caribe, particularmente sobre los países que colindan con el Océano Atlántico y lo ha transformado en una zona nuclearizada con submarinos con alto poder de fuego, impulsado últimamente por tecnología -atómica científica – utilizada para la guerra y la muerte.
El haber traducido a las Islas Malvinas en una verdadera fortaleza de guerra y cabeza de playa del desarrollo de la OTAN -Organización del Tratado del Atlántico Norte- que amenaza a toda América Latina y El Caribe y nos impulsa a redoblar nuestros esfuerzos para solicitar la soberanía que nos corresponde geográficamente y por historia.
También agradecer una vez más a los países latinoamericanos y del caribe por haber contribuido a mantener en alto esta bandera de reivindicación territorial que venimos realizando.
El fraude de una imbécil convocatoria para que los habitantes isleños que se encuentran en las Islas Malvinas dijeran si querían seguir siendo británicos, lo que siempre fueron durante más de 150 años de ocupación, asienta aún más el derecho que tenemos sobre las mismas, los que allí se encuentran no tienen nada que ver con los pueblos originarios, de tal manera que reclamamos enfáticamente el comienzo de las discusiones entre Gran Bretaña y la República Argentina.
No hay que olvidar que en este malhadado conflicto intervino un grupo de civiles valientes diferentes tareas de logística. En particular recordamos al Contramaestre Omar Alberto Rupp de apenas 24 años de edad, del Pesquero Argentino Narwal quien resultó muerto como producto de dos Sea Harrier, disparando contra la embarcación e hiriendo a otros tripulantes que cumplían la patriótica tarea de dar apoyo informático a nuestras tropas combatientes.
Hoy 2 de abril es un día de memoria y oración en homenaje a los que cayeron y combatieron en el conflicto del Atlántico Sur. Con un sentido, sincero y patriótico sentimiento recordamos a nuestros combatientes de Malvinas con honor y gloria.
No dejaremos de reclamarlas.
LORENZO A. PEPE
Diputado de la Nación (m.c)
Secretario General
Ad-Honorem