En 1975, los estudiantes secundarios habían logrado el boleto con descuento estudiantil después de una gestión ante el Ministerio de obras Públicas de la Provincia de Buenos Aires. Ese pequeño triunfo, fue anulado con la llegada de la Dictadura militar que tiró el gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón el 24 de marzo de 1976.
Las estudiantes secundarios estaban organizados y participaban en la UES (Unión de Estudiantes Secundarios), desarrollando tareas solidarias como la alfabetización en los barrios más humildes. Al haber sido dejado sin efecto el boleto estudiantil con descuento en agosto de 1976, deciden hacer un reclamo.
Esta pequeña batalla que libraban, permitía al gobierno de la dictadura identificar a los líderes de los centros de estudiantes de cada escuela a los que llamaban “potenciales subversivos” para preparar un escarmiento.
El 16 de septiembre por la noche comenzaron los secuestros que fueron perpetrados porel Batallón 601 del Servicio de Inteligencia del Ejército y por la Policía de la Provincia de Buenos Aires dirigida por el general Ramón Camps: Claudio de Acha (17 años), de la UES; Francisco López Muntaner (16 años), hijo de un trabajador del petróleo preso por el Plan Conintes; María Claudia Falcone (16 años), hija de un ex intendente peronista de La Plata; Daniel Rasero (17 años), hijo de un suboficial naval peronista y miembro de la UES; Horacio Ungaro (18 años), de la UES del Normal 3 y María Clara Ciocchini (18 años), militante de la UES y participante del scoutismo parroquial; al día siguiente fueron secuestrados Patricia Miranda (17 años) y Emilce Moler (17 años). Pablo Díaz,(18 años), cuatro días después. Todo comenzó con el secuestro de Gustavo Calotti el 8 de septiembre, quien era compañero de varios de ellos con los que compartió la prisión clandestina.
Todos fueron llevados a distintas comisarías de La Plata, a la Tercera de Lanús, a la Jefatura de Policía de la Provincia, al Polígono de Tiro y a centros clandestinos de detención que hoy conocemos como Arana, Pozo de Banfield y Pozo de Quilmes. Allí fueron salvajemente torturados y asesinados. Tres de ellos sobrevivieron y Pablo Díaz dio su testimonio en el Juicio a las Juntas.
Los dictadores asesinos volvían a elegir el 16 de septiembre como fecha trascendental para perpetrar sus fechorías: ese día de los secuestros se cumplían 21 años del golpe de Estado que había derrocado al gobierno popular de Juan Domingo Perón en 1955.
Recordamos con horror un nuevo aniversario del secuestro, tortura y muerte de un grupo de adolescentes que soñaban con una patria más justa, más libre y soberana.
Hoy, los responsables cumplen prisión después de haber gozado de juicios justos en los que fueron condenados por delitos de lesa humanidad.