Una reflexión para compartir.

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Tanto hombres como mujeres, hay algún momento en nuestra existencia en que hay dubitación y entramos en un estado de inseguridad. Y no sabemos bien, ni siquiera nos lo podemos explicar porque ocurre eso.
Pensando, he creído que realmente cuando se siente inseguridad es porque hay una parte de ella en el fuero íntimo de quien la percibe. Un poco lo que me está ocurriendo a mí, frente a la necesidad que tiene nuestro Movimiento Nacional Peronista de fortalecerse y marcar duramente nuestra presencia. Parte de eso se ha hecho hace poco en la Quinta de San Vicente, con la presencia de nuestro Presidente de la Nación, Alberto Fernández y la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner “espiritualmente”, y fue muy bueno. La algarabía y el encontrarse y abrazarse con antiguos compañeros y compañeras, que hacía mucho que no nos veíamos.
Fue muy bueno, tanto que pienso que alguna fecha propicia nos permita volver a hacer ese mismo encuentro, a lo mejor no en San Vicente al pie de nuestra sagrada tumba en la que descansan los restos del más grande argentino del siglo XX, Juan Domingo Perón. Pero podrá ser en Plaza de Mayo, lugar histórico, lugar en el que nacimos, hace ya más de setenta años, un 17 de Octubre de 1945.
Encontrarnos, aunque mas no sea para abrazarnos, para volver a ratificar nuestro compromiso a morir por esta causa tan noble como ha sido y lo sigue siendo nuestro Movimiento. El camino para millones de argentinos de la felicidad y del encuentro con el otro, y de haber encontrado un trabajo, de haber estudiado y haber llegado a un cargo científico, médico o profesional.
Está enredado el asunto un poco, lo aclaro. Alcanzar el objetivo propuesto cuando uno atraviesa el momento de confusión. Yo quiero arrancar, y si fuera posible a mis compañeros y compañeras, mujeres y hombres, a los que quiero y respeto, para juntos encontrarnos, y poder abrazarnos.
El General me explicó a mí el significado del abrazo, y muchos compañeros lo conocen porque lo he relatado desde la tribuna cuando le pregunté la noche antes de pegar la vuelta de mi encuentro con él en el exilio en 1966, porque apretaba tanto. Me dijo: ¿qué aprieto yo?, ¡En el abrazo General!, ah ¡en el abrazo! Me contestó. Era para que usted no se sintiera tan solo. Es lindo, ¡es muy lindo! Porque realmente tiene esa significación.
Abrazar a un chiquito es restituirle a la criatura la confianza en sí mismo, es muy lindo y les hace mucho bien, al padre o a la madre que lo hace, y al hijo que lo recibe. Estemos atentos y vigilantes. El enemigo no duerme en este país. Por el contrario, se reúne para elaborar estrategias, inclusive ahora de encarcelamiento y desaparición de dirigentes sindicales.
Maldito macrismo, lo peor de la política, sin ninguna duda. Estemos reitero, atentos y vigilantes. Y predispuestos a dar la lucha en defensa de nuestro pueblo. El que todo se lo merece.
Ojalá esto se pueda conseguir con el devenir del tiempo. Fuerte abrazo peronista para todos y cada uno de ustedes, queridos amigos, compañeras y compañeros, y tengan un feliz año, con mucha salud, y mucho trabajo. Fuerte abrazo.
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